Statement 2025: Stop US Aggression Against Venezuela! / ¡Alto a la Agresión Estadounidense contra Venezuela!
(Español abajo.)
The Nicaragua Solidarity Coalition demands an end to US aggression against Venezuela, which is on the brink of outright war. Any escalation in the violence against Venezuela will cause more suffering and deaths in the South American country, destabilize the region, and endanger all countries seeking a path independent from US domination, especially Cuba and Nicaragua.
US actions indicate a strike on Venezuela is imminent:
After the Trump administration designated international drug-trafficking groups as “foreign terrorist organizations” (FTOs), without any evidence it accused Venezuelan President Nicolás Maduro of being their ringleader. By July, a “secret directive” authorized military operations against FTOs at sea and on foreign soil.
In August, the administration raised its illegal “bounty” on President Maduro to $50 million and launched a massive naval deployment off the coast of Venezuela, which includes nuclear capable submarines and jets and quickly grew to 10,000 troops.
On September 2, the US blew up the first of four or five alleged “drug” boats in international waters off of Venezuela, committing extrajudicial executions.
By mid-September, the Pentagon notified Congress under the War Powers Resolution that US forces were engaged in a “non-international armed conflict” with drug cartels.
On October 1, the Defense/War Department issued a “confidential memo” and told Congress that the US was engaged in armed conflict.
On October 6, Trump ended back-channel diplomatic contacts with Venezuela, which had been essential since the rupture of diplomatic relations in 2019. That same day, Venezuela informed the US of a thwarted plan by Venezuelan right-wing extremists to plant explosives at the US embassy in an attempted false-flag operation.
On October 10, Maria Corina Machado—a US-paid, violent, Zionist, extreme right-wing Venezuelan political opposition figure—received the Nobel Prize after being endorsed by Secretary Marco Rubio, in a clear a maneuver to manufacture consent for regime change in Venezuela.
We must not be fooled by this perversion of the peace prize or the countless unfounded accusations against Venezuela and its democratically elected president. The United Nations Office on Drugs and Crime, and even the DEA, report that Venezuela is not a drug trafficking country, nor are Cuba or Nicaragua. Like its lies about migrants, the Trump administration has fabricated the “threat” posed by Venezuela. The real reason the administration is pushing for war against Venezuela is to regain control of its vast resources—including the world’s largest oil reserves.
We demand an end to US impunity and the withdrawal of US troops and war materiel from the Caribbean before the situation escalates any further. We vehemently object to the deployment of nuclear capable vessels in a region which, in response to the Cuban Missile Crisis, declared itself a nuclear-free zone in 1967, and which the US committed itself to respect in 1971. We demand respect for international law and the sovereignty of nations. The people of Venezuela and the rest of Latin America and the Caribbean must be allowed to live in peace with the form of government they have chosen.
Hands Off Venezuela! Venezuela is Hope! Venezuela is not a threat!
US Hands Off Latin America and the Caribbean!
Español: La Coalición de Solidaridad con Nicaragua exige el fin de la agresión estadounidense contra Venezuela, que se encuentra al borde de una guerra abierta. Cualquier escalada de la violencia contra Venezuela causará más sufrimiento y muertes en el país sudamericano, desestabilizará la región y pondrá en peligro a todos los países que buscan un camino independiente del dominio estadounidense, especialmente Cuba y Nicaragua.
Las acciones de Estados Unidos indican que un ataque contra Venezuela es inminente:
Después de que la administración Trump designara a los grupos internacionales de narcotraficantes como «organizaciones terroristas extranjeras» (FTO, por sus siglas en inglés), sin ninguna prueba acusó al presidente venezolano Nicolás Maduro de ser su cabecilla. En julio, una «directiva secreta» autorizó operaciones militares contra las FTO en el mar y en suelo extranjero.
En agosto, la administración aumentó su «recompensa» ilegal por el presidente Maduro a 50 millones de dólares y lanzó un despliegue naval masivo frente a las costas de Venezuela, que incluye submarinos y aviones con capacidad nuclear, y que rápidamente creció hasta alcanzar los 10 000 soldados.
El 2 de septiembre, Estados Unidos voló el primero de cuatro o cinco presuntos barcos «narcotraficantes» en aguas internacionales frente a Venezuela, cometiendo ejecuciones extrajudiciales.
A mediados de septiembre, el Pentágono notificó al Congreso, en virtud de la Resolución sobre Poderes Bélicos, que las fuerzas estadounidenses estaban involucradas en un «conflicto armado no internacional» con los cárteles de la droga.
El 1 de octubre, el Departamento de Defensa/Guerra emitió un «memorándum confidencial» e informó al Congreso de que Estados Unidos estaba involucrado en un conflicto armado.
El 6 de octubre, Trump puso fin a los contactos diplomáticos secretos con Venezuela, que habían sido esenciales desde la ruptura de las relaciones diplomáticas en 2019. Ese mismo día, Venezuela informó a Estados Unidos de un plan frustrado de extremistas de derecha venezolanos para colocar explosivos en la embajada estadounidense en un intento de operación de bandera falsa.
El 10 de octubre, María Corina Machado, una figura política de la oposición venezolana violenta, sionista y de extrema derecha, financiada por Estados Unidos, recibió el Premio Nobel tras ser respaldada por el secretario Marco Rubio, en una clara maniobra para fabricar consenso a favor de un cambio de régimen en Venezuela.
No debemos dejarnos engañar por esta perversión del premio de la paz ni por las innumerables acusaciones infundadas contra Venezuela y su presidente democráticamente elegido. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, e incluso la DEA, informan de que Venezuela no es un país traficante de drogas, ni tampoco lo son Cuba o Nicaragua. Al igual que sus mentiras sobre los migrantes, la administración Trump ha fabricado la «amenaza» que representa Venezuela. La verdadera razón por la que la administración está impulsando la guerra contra Venezuela es para recuperar el control de sus vastos recursos, incluidas las mayores reservas de petróleo del mundo.
Exigimos el fin de la impunidad de Estados Unidos y la retirada de las tropas y el material bélico estadounidenses del Caribe antes de que la situación se agrave aún más. Nos oponemos vehementemente al despliegue de buques con capacidad nuclear en una región que, en respuesta a la crisis de los misiles cubanos, se declaró zona libre de armas nucleares en 1967, y que Estados Unidos se comprometió a respetar en 1971. Exigimos el respeto del derecho internacional y la soberanía de las naciones. Se debe permitir al pueblo de Venezuela y al resto de América Latina y el Caribe vivir en paz con la forma de gobierno que han elegido.
¡Manos fuera de Venezuela! ¡Venezuela no es una amenaza, es una esperanza!
¡EEUU Manos Fuera de Nuestra América!
